¿Puede la gente rebelarse y decidir no cumplir las leyes que rigen una sociedad? ¿Es justo que un grupo de personas –aún viviendo en democracia- desafíe las normas vigentes y se levante frente a un orden establecido? Como veremos, la rebelión no sólo puede llegar a ser legítima, sino que, en determinadas circunstancias, es un derecho que se hace necesario –y se debe- ejercer.
(Texto publicado en el Periódico (8300), N° 22, Junio 2006, Neuquén)